LA ALEGRÍA DE SABER QUE CAMINAS A LA META.

 

Saber que cuento conmigo, que escucho mi voz, que tomé decisiones y empecé a andar el único camino que realmente puedo abonar, puedo sembrar, y puedo cosechar… es de una gran alegría y emoción.

Con la absoluta conciencia de lo que estoy haciendo, con la gran alegría de saber que tengo mucho que compartir con mis seres queridos.

No puedo caminar su camino, ni ellos el mío.

Pero es “enorme” saber que compartiremos cómo lo abonamos, qué sembramos y lo que cosechamos con amor y respeto. Sabemos que cada quien lo hace diferente y que todo nos enseña y enriquece.

¡La alegría de saber que caminas a la meta!